El día 1 de noviembre, festividad de todos los santos, una fecha llena de significado, en la que todos los que tenemos seres queridos ya fallecidos nos acercamos a los cementerios en un acto de recuerdo y tributo a su memoria, unida indivisiblemente a nuestra vida. La memoria como eslabón para que sigan vivos entre los que los queremos, la memoria como bálsamo al dolor por la perdida de nuestro padre, madre, hermano o abuelos , la memoria en el día a día, la memoria en los cementerios donde les lloramos, hablamos, donde nos sentimos cerca, conscientes de que solo es una ilusión. Un lugar de referencia. Pero ¿que sucede cuando ese lugar de referencia se desconoce, que sucede cuando no se puede ir a llorar a ningún sitio, que sucede cuando el duelo es eterno, cuando no se puede pasarpágina, porque no se puede dar digna sepultura a un ser querido, algo que es un derecho y deber? .

Para restablecer la dignidad de los que murieron represaliados por la dictadura, el día 1 de noviembre se descubrió el Monumento a los demócratas represaliados por el franquismo en la comarca de Jaén, situado en el cementerio de San Eufrasio de Jaén, bajo el cual reposan cerca de mil novecientas personas. Entre ellos Manuel Mendoza Calles, muerto en 1942. Acompañamos a su hija Anita y a Juan, su yerno, a sus hijos y nietos en este día especial en el que se le reconoce el derecho a figurar en un lapida, a que sus restos reposen con dignidad, a que su familia tenga un lugar donde poder ir a honrarlo, donde reivindicar su memoria. Asistimos a un acto lleno de emoción, de respeto, de solidaridad difícil de olvidar.

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