Señores concejales, señor concejal de festejos, excelentísimo señor alcalde de Mengíbar queridos paisanos:

Cuando hace unos meses contactaron conmigo desde el Ayuntamiento de mi pueblo para comunicarme que sería la pregonera de la feria este año, me vinieron a la mente muchos recuerdos, pero, sobre todo, tuve muy presentes a las personas que tanto he querido y que, desgraciadamente, no me pueden acompañar en un día tan importante para mí. Sin embargo, os puedo decir, sinceramente, que hoy es un día muy feliz para mí, pues estoy en Mengíbar mi pueblo, al que tanto quiero. Disfruto viendo a tantas personas queridas con las que jugué y compartí una época muy importante de mi vida.

Con que ilusión esperábamos la llegada de la feria. Pensábamos como serian nuestros vestidos que aquellas modistas del pueblo confeccionaban con muchas prisas en los días previos. Me acuerdo de Margarita en la calle Corredera, a Carolina en la Avenida, que, después de muchas pruebas nos entregaban aquellos vestidos que tan felices nos hacían aunque no eran de "boutique".

Hoy me presento ante vosotros con la misión de describir cómo recuerda mi generación la feria de Mengíbar. Es una tarea difícil, pues son muchos los años que tengo que resumir en apenas 10 minutos, por lo que confío en no dejarme en el tintero ninguno de los momentos más importantes.
Cuando pienso en la feria de Mengíbar, lo primero que me viene a la mente son las carreras que los niños nos echábamos en dirección a la plaza para ver el lanzamiento de globos desde la torre. Un torbellino de chiquillos nos reuníamos en torno al monumento más importante del pueblo entre gritos y cohetes. Eso significaba el pistoletazo de salida de nuestra anhelada feria.
Cuando uno es pequeño, cualquier acontecimiento extraordinario se vive con especial inquietud. Así, cuando un niño ve que se aproxima su cumpleaños, empieza a pensar en los regalos que le harán, a quién invitará y todas esas preocupaciones de los primeros años de nuestra vida. Del mismo modo, las semanas antes del comienzo de la feria de Mengíbar las pandillas de niños nos poníamos muy nerviosos viendo llegar las casetas del turrón, los coches de choque a la plazoleta, el circo a las Cuevas, hoy llamada la "Libertad" En aquellos días previos a la feria, los pequeños ya empezábamos a cambiar nuestra rutina, imaginando todo lo que íbamos a disfrutar durante esos días.
¡Y cómo no, recordar aquella inolvidable y famosa orquesta "5 ases"! que se instalaba en el jardín de Palacio. Revivo en mi mente los veladores y los camareros vestidos de una forma tan elegante como no se veía en el pueblo el resto del año. Me imaginaba que mis amigas y yo estábamos dentro de una de esas películas de Grace Kelly o de Marilyn Monroe que veíamos en blanco y negro en los cines.
Cuando escribo estas líneas sonrío al darme cuenta de cómo puede la imaginación de un niño transformar un hecho que para los mayores puede parecer más o menos normal en un gran acontecimiento.
Así recuerdo con cariño aquel famoso salto hípico, que se celebraba donde hoy se encuentra el bar "Menxi" y que tanto realce daba a nuestra feria a nivel comarcal y provincial.
Ya en aquellos años, la juventud teníamos que empezar a administrar nuestra economía, pues era mucho lo que había que hacer con el poco dinero que nos daban nuestras familias. De modo, que con el razonamiento de nuestros pocos años, la paga tenía que darnos para comprar nuestras chufas en Cañones, nuestros camarones, nuestras manzanas de caramelo, las escopetillas de tiro al blanco y montarnos en los cacharritos, ¡que no eran tan aparatosos como hoy en día!, pues tan sólo teníamos los coches locos, no todos los años el carrusel y las cunicas.
Permitidme ahora que dé un salto en el tiempo y me traslade al año 1.967. Ya en plena adolescencia, ese año fui nombrada Dama de Honor de la feria, en la que fue elegida Reina Mari Carmen Molina Sánchez. En esos años el recinto ferial ya se había trasladado a la piscina de nuestro añorado y querido Manolo Párraga. Para mí, aquel edificio se asemejaba a un barco, pues había varias plantas entre las que se repartían la barra y las terrazas. Por entonces la orquesta que animaba las noches de feria era la de Aguilera, que nos recitaba su repertorio de canciones entre las que recuerdo "Lola" de "Los Brincos" y "A Santiago Voy" de "Los Tamara".
Así mismo en aquellos años la feria tenía un enorme poder de convocatoria, pues todas las familias ausentes del pueblo ahorraban durante todo el año para venir a Mengíbar durante esos días y reunirse con sus familiares y amigos. Supongo que sería porque por entonces no teníamos tantas facilidades para movernos a la playa o al extranjero como existen hoy en día. Pero el caso es que esa semana de finales de julio el pueblo bullía entre los que estábamos aqui durante todo el año y los que venían de Cataluña, de Madrid y de tantos otros sitios.
No quiero extenderme más para no aburriros. Sí me gustaría lanzar un mensaje a los jóvenes que hoy me estáis escuchando. Vuestros padres, como yo, vivimos una feria muy distinta de la que hoy podéis disfrutar. No teníamos tantos medios para divertirnos en nuestros ratos de ocio y, sin embargo, recordamos aquellos años con auténtica nostalgia. Quiero deciros que con muy poco se puede ser feliz, buscando siempre el apoyo de vuestras familias y vuestros amigos.
A partir de hoy se inicia una semana en la que se sucederán muchos y muy variados acontecimientos. Encomiendo estos días a nuestra querida Patrona, Santa María Magdalena y os deseo mucha paz y mucha alegría. Siempre recordaré y agradeceré al pueblo de Mengíbar este momento tan importante que me ha permitido disfrutar con mi familia y amigos.
Que todos paséis unos días llenos de felicidad, pero siempre en una sana convivencia.
Muchas gracias.

¡Viva Mengíbar!

¡Viva Santa María Magdalena!